El pueblo incaico erige un canto de resignación y de paz. En las oraciones al dios Huiracocha se le pide a éste "que multiplique las gentes, que los pueblos y las tierras estén sin peligros, que los hombres vivan sanos con sus hijos y descendientes andando por caminos derechos y sin pensar en malas cosas; que a los hombres se les acrecienten las comidas y frutos de la tierra y las papas para que no padezcan hambre ni trabajo, para que todos se críen..."
Toda la poesía quechua es un símbolo del dolor indígena y de la felicidad inalcanzable en la tierra. es una poesía que se refugia en el silencio y en el llanto como únicos cómplices de la desdicha producida por el recuerdo del invasor que violó la ancestral cultura.
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